El despertador suena y los tenis que escuchamos y observamos listos para comenzar ¡sabemos que el día esta por comenzar!
¡Pronto viviremos una nueva aventura y empezaremos a correr! Nos sentimos agradecidos ya que una vez más, tenemos la oportunidad de hacer lo que más nos gusta.
Salimos a la calle, vemos el amanecer, respiramos aire fresco y escuchamos la respiración de nuestro humano.
La rutina comienza con la prendida de su cronometro, la estirada de lado a lado, la sincronizada del entrenamiento en el reloj, y guardar en un cinturón especial, el celular protegido con una funda para evitar que se moje o dañe si se llega a caer.
¡Se siente la energía y las ganas!
“Hoy nos toca larga” dice nuestro humano. ¡Y nosotros, fieles estamos preparados!
¡Todo listo! ¡vámonos!
¡Ahora sí, es nuestro turno!
Los tenis que escuchamos y observamos listos para comenzar. Tomamos el control junto con las piernas y en unión coordinada, llevamos el ritmo necesario, percibimos el latido del corazón y la respiración de nuestro dueño. Al mismo tiempo observamos muy de cerca el pavimento para no tropezar.
Somos mágicos ya que tenemos el poder de transformar un día malo en un día bueno, en el sentir de frustración en velocidad, y además le damos confianza y fuerza a nuestro corredor. Somos los tenis que escuchamos y observamos listos para comenzar.
Hay algo diferente, pero no sabemos bien qué es.
En nuestro recorrido nos encontramos a varias personas, las vemos de lejos, y nadie se acerca, una que otra saluda, pero nuestro humano rara vez se detiene. Y si lo llega a hacer, se mantiene lejos.
Nuestro trabajo es seguir corriendo, tratando de amortiguar cada pisada y evitando torceduras y ampollas. En ocasiones, pasamos por charcos, y hoyos en la calle, que esquivamos, pero siempre con el propósito de seguir adelante. Somos los tenis que escuchamos y observamos listos para comenzar . Manteniendo la calma, llevamos a nuestro humano paso a paso hasta lograr llegar a su meta. Cuando sentimos su cansancio, de una cierta manera, le hacemos ver qué podemos y seguiremos.
¡Somos cómplices en este recorrido y tenemos que apoyar!
Después de varios kilómetros escuchamos el acelere del pulso, al sentir que el ritmo cambia, las piernas pesan, pero nosotros nos concentramos en no arrastrarnos y en dar cada paso más cautelosamente. Somos los tenis que escuchamos y observamos listos para comenzar preparados para seguir nuestro camino.
El tema repetitivo por todas partes es de un “virus” qué ataca al planeta. Al igual que los humanos, nuestra vida como tenis a cambiado.
Ahora no corremos al lado de nadie, ya no vamos a parques, y nos mantenemos en casa lo más posible.
Nos damos cuenta de la preocupación de nuestro humano, y notamos que corremos sin gente a los lados. Las calles se encuentran prácticamente vacías. También notamos que además de cuidarnos de baches en la calle, ahora tenemos la cautela de no pisar nada que se vea “mojadito” porque según entendemos puede ser saliva que contagia. Al llegar a casa, ahora tenemos prohibido entrar sin antes pasar por una charola con cloro. No nos guardan en el closet como era el caso anteriormente, ahora nos guardan en el cuarto de lavado y nadie nos puede tocar hasta no estar completamente desinfectados.
Y todo esto, nos dicen, son cambios para “nuestro bien”. Nos sentimos un poco confundidos, sabemos que algo pasa, pero también sabemos que no todo es malo en nuestro entorno.
¡Al contrario!
¡Ahora vemos las cosas diferentes, y vivimos algo que nunca había pasado! ¡Pero estamos, y estaremos todos bien! Solo hay que cuidarnos y seguir las indicaciones que nos dan.
Nosotros seguimos viviendo, disfrutando, estamos presentes y aunque escuchamos de cambios, seguimos preparados para recorrer todos los terrenos disfrutando nuestros alrededores y agradeciendo de tener la oportunidad de hacer lo que más nos gusta.
¡Somos los tenis que escuchamos y observamos listos para comenzar!
En fin, nuestra labor como fieles acompañante es correr kilometro a kilometro sin importar lo caliente o frio del pavimento, esquivando gente y sabiendo que este recorrido le dará mucha energía y vibra positiva a nuestro fiel corredor. Recorremos las calles vacías. Notamos lo azul del cielo, vemos ardillas y conejitos cruzar por las banquetas que antes no lo hacían, casi no hay coches circulando y ademas escuchamos el cantar de pajaritos más fuerte que antes.
¿Será que esto del famoso virus esta ayudando a la naturaleza? ¿Será que el universo nos paró en seco para meditar y para que nos demos cuenta del daño que hemos causado?
La vida de todos a cambiado.
¡Hasta la nuestra!
Pero no todo es malo, es más, no es nada malo. Solo son cosas y circunstancias diferentes.
Tantas dudas, tanto miedo e incertidumbre. ¿Quién tendrá las respuestas? Nosotros, los tenis que escuchamos y observamos listos para comenzar no tenemos ni la menor idea.
¡Nuestra chamba es correr y correr!
Viviendo cada día, tal como es, haciendo de cada momento el mejor. Cada paso que damos, cada kilometro recorrido tiene su toque y su chispa.
Esperamos pronto poder recorrer kilómetro tras kilometro con mas compañeros, escuchar las platicas y las risas de los demás corredores, no tener que esquivar gente y volvernos a mojar cruzando charcos y lodo sin la preocupación de eso que llaman “contagio. Por el momento, a disfrutar el hoy ya que mañana será otro día y el ayer ya fue.
La vida, a cambiado, esta es la de ahora… y en este “ahora”, nosotros, los tenis que escuchamos y observamos listos para comenzar estaremos ahí para nuestro humano, recorriendo kilometro tras kilometro, amortiguando cada paso, tratando de mantener al cuerpo sano, fuerte y sumando a esa energía positiva tan increíblemente necesaria para vivir.
¡Las cosas no están mal, solo diferentes!