Las nuevas clases de spinning como todo en esta era que estamos viviendo, son fuertes, rápidas y al grano. O sea, no hay tiempo de vacilar, de socializar, de estar flojeando, platicando y definitivamente no hay tiempo de distraerse. Uno debe tener ritmo, fuerza, poco tiempo y muchas ganas de hacer ejercicio. Hay que tener ganas de hacer un entrenamiento casi completo en máximo una hora.
Las nuevas clases de spinning son definitivamente para hacer ejercicio, escuchar buena música , sudar, acabar la meta de hacer algún tipo de cardio y quemar calorías en poco tiempo y en un solo lugar.
Vivimos de prisa, tenemos que hacer mil y un cosas en poco tiempo. Pareciera que cada segundo del día se tiene que vivir al máximo. La moda también es el estar “fit”, hacer ejercicio rápido y “acabar” con esa parte de nuestro día para seguir a la próxima actividad.
Las nuevas clases de spinning cubren todas estas expectativas. ¡Ejercicio rápido!
Fácilmente uno se puede meter a las clases por medio de una aplicación móvil. Ahí se decide que horario, lugar y maestro/a. En un, dos por tres, estamos inscritos en el paquete de una a 10 clases sin necesidad de sacar un solo billete de la cartera. Todo se cobra directamente a la tarjeta de crédito que tenemos guardada en nuestro cel. Y si no hay una guardada, no hay problema, es facilísimo agregarla. Con solo el apretar de una tecla de “comprar ahora”,
Una ves que uno llega, pide su talla de zapatos en la recepción, guarda sus pertenencias en un locker y entra al salón. Ahí se toman un par de pesas (hay desde un kilo hasta 5 kilos) y se sube a la bici.
No hay necesidad de más. En menos de 5 minutos ya estamos rodando.
La maestra/o pregunta si hay gente nueva, y si alguien necesita ayuda. Se presenta, apaga la luz mientras prende otras tratando de ir con el ritmo de la música y listo, dan comienzo a los 45 minutos de ejercicio.
Veo a mi alrededor y me doy cuenta de que soy la mayorcita del grupo. Literal, cada uno de los integrantes incluyendo la instructora podrían ser mis hijos.
La primera clase me senté en una de las bicis de más atrás ya que me sentía un poco insegura de tratar algo nuevo. Por supuesto que tomé las pesas más pesadas porque acostumbro a ir al gym y hacer pesas. Así que pensé dentro de mí que con las de 5 kilos valdría la pena la rutina y además, seria muy fácil.
Hace años, la música de las clases era del radio, luego se usaron cassettes y ahora, cada uno de los maestros trae consigo una laptop con su música.
La pone en una consola junto a la bici y la conecta a las bocinas. Me llamó la atención cómo las computadoras traen una carcasa protectora y dependiendo del maestra/o maestro, el color que le ponen. En esta ocasión la de la instructora era color purpura.
¡Que buena idea! Así se protege de golpes y de que no se moje con el sudor, además de que se ve súper cool. En general, estas carcasas protegen la máquina especialmente cuando las llevan de lado a lado para dar sus clases.
Bueno, pues como todo es de prisa, no hay tiempo de “calentar” y empezar la clase lentita para así aflojar los músculos. ¡Claro que no! En menos de 10 minutos ya estamos “subiendo una montaña” colocando la carga de la bici a niveles altos, acaba la subida y pues….todo lo que sube tiene que bajar así que a darle a toda velocidad.
Yo veo a mi alrededor y me doy cuenta de que, aunque soy la viejita del salón, llevo el mismo ritmo así que mi confianza se eleva al mil por ciento. Pienso que la siguiente clase me iré a una bici más al frente.
Las nuevas clases de spinning me transformaron prácticamente en ciclista profesional 😛 . Mi transformación acaba y despierto de mi sueño fantasioso cuando me doy cuenta de que no todo es pedalear. Hay que ir con la música, coordinar el cuerpo al ritmo. Seguimos con el “cha cha” donde movemos el cuerpo de lado a lado, todo esto tratando de mantener la velocidad y la coordinación , la pedaleada, el estilo y por supuesto el ritmo que en teoría va junto con la música. Bueno, digo en “teoría” porque en buena onda, o bailo, escucho la música, pedaleo o trato de llevar la coordinación y el ritmo.
Ya llevamos 15 minutos, ahora toca hacer un tipo de lagartija, apoyándose en el volante y subiendo y bajando. Ahí yo ya estoy totalmente perdida con el ritmo. Cuando la entrenadora dice, “vamos, tu puedes, ya solo 2 mas para hacer 20”, por dentro me rio, porque con mi “gran coordinación”, ¡yo ya llevo 50 lagartijas o más!
Para agregarle “sabor” al asunto, también se aplaude entre lagartija y lagartija. Se cambia la posición de las manos en el volante, nos levantamos, sentamos al ritmo de la música. Bueno, más bien, el resto de los integrantes se mueven al ritmo de la música por que yo, ni, aunque me concentre al mil por ciento la puedo seguir.
Al final de los 45 minutos mi workout es probablemente mayor que el de varios porque con mi “gran” coordinación, puedo apostar que hice el doble y hasta triple de los ejercicios.
Sudé, me reí por dentro, me encanto la música y me siento satisfecha de haber aguantado.
La maestra nos dice cosas lindas y motivantes y así como empezamos acabamos. Se prenden todas las luces, apaga su música, cierra su compu la cual noto no tiene ni un raspón ya que se ve que si esta bien protegida con su carcasa.