El viernes pasado todos los compañeros de la oficina, junto con nuestros jefes, fuimos a Cuautla, Morelos para ¡echarnos del paracaídas! Hubo dos del equipo que de plano les dio miedo así que se quedaron en la oficina. Mientras tanto, todos los demás participamos en una gran actividad de integración y de esa manera formando un gran equipo de trabajo.
¡Sí que se perdieron esta súper experiencia!
Esto nuevo que se esta impartiendo en nuestro trabajo, de hacer actividades diferentes fuera de la oficina mensualmente esta increíble. El propósito es unirnos y de esta manera estamos formando un gran equipo de trabajo. La idea es que además de trabajar, de cierta manera, seamos todos amigos. El propósito es que nos divertimos, y de esta manera, podamos crear lazos que van más allá de la relación de trabajo en la oficina y así nos conocemos mas en un ámbito social.
En esta ocasión, la aventura fue en Cuautla en donde nos echamos de un paracaídas (sky dive). El gran día comenzó desde las 8:00 a.m. cuando nos reunimos afuera de la oficina, nos dividimos en dos coches y salimos rumbo al lugar donde haríamos el sky dive. Todo el camino, la platica era muy superficial. Hablábamos del clima, de estar desmañanados, de que uno u otra tenia miedo, mientras otros ni hablaban, y otros se hacían los muy valientes. La hora y media, más o menos que duro el trayecto, todos íbamos riéndonos, entre nerviosos y emocionados. Desde temprano comenzó la diversión.
Increíblemente, en ningún momento se tocó el tema del trabajo. En esos momentos, todos éramos “cuates” y la idea, además de divertirnos y despejar nuestra mente del día a día, es que estábamos formando un gran equipo de trabajo.
Las instrucciones para nuestra aventura eran: llevar ropa cómoda, traer puesto tenis o zapatos con agujetas y no cargar nada con nosotros. Por supuesto que el no llevar cartera no es complicado ya que se puede guardar el dinero y una identificación en la bolsa del pantalón, tampoco es complicado no llevar bolsa, ¿pero no llevar celular? ¡ eso sí es un problemón! Hay que ser honestos, la mayoría estamos totalmente adictos a los teléfonos móvil. A mí en lo personal, si me cuesta trabajo no traer mi cel. Puedo olvidar en casa muchas cosas, pero mi celular… ¡nunca!
Por suerte, uno del grupo no obedeció y se llevo una mochila bastante cómoda, ligera y nada bultosa. Por supuesto que fue nuestra salvación. Todos guardamos nuestras cosas ahí.
Al llegar al lugar de Sky Dive, nos dieron a todos un pequeño curso, y nos colocaron un harnees para nuestro salto. Los que esperábamos nuestro turno, tomábamos fotos y videos. Ahora sí los nervios, combinados con emoción, empezaban.
Guardamos nuestras cosas en un casillero y abordamos la avioneta. ¡Ahora sí los nervios estaban al máximo! Nuestro salto seria de 13mil pies de altura. Esa altura es la que cuando vamos en un avión de pasajeros, el piloto avisa que ya se puede prender sus dispositivos (móvil, computadora, iPad, etc.) y cuando las aeromozas se levantan.
Durante nuestro vuelo, antes del salto, echamos porras, gritamos el nombre de nuestra compañía donde trabajamos y gritamos el nombre de cada uno de nosotros. Nos deseamos suerte y… ¡ a saltar!
Llego mi turno, me senté en el borde de la puerta del avión, y sin pensar, ¡vámonos, al aire! Caída libre de 30 segundos, y luego planear con el paracaídas ya abierto.
No puedo ni empezar a describir el sentimiento que es volar. Me faltan las palabras… es algo verdaderamente increíble.
El vuelo dura no más de 20 minutos y el salto como dos minutos. La caída libre, en donde uno literal, vuela, dura aproximadamente, 30 segundos. Una ves que el paracaídas se abre, uno va planeando y admirando las vistas. Para mí en lo personal, la parte de simplemente planear con el paracaídas abierto es medio aburrido después de la caída libre. Pero todo en conjunto es lo máximo.
Al aterrizar, el sentimiento es inigualable.
¡Uno se siente Superman!
Una vez que todos aterrizamos, nos dirigimos de regreso a la ciudad. En el camino, todos emocionados, felices, pero también cansados ya que después del shot de adrenalina al saltar, viene la relajación. Después de esta experiencia, todos éramos más que compañeros de trabajo. La actividad cumple el propósito ya que además de divertirnos, estamos formando un gran equipo de trabajo.
Al llegar al lugar inicial de reunión horas después, nos despedimos con un sentimiento de cariño diferente, y un sentido de hermandad muy especial. No solo éramos compañeros de trabajo si no que ahora habíamos formado un gran equipo de trabajo ya que ahora somos cómplices y amigos que comparten aventuras increíbles .
Con estas actividades de integración tan divertidas, da más gusto compartir las horas diarias en la oficina.
Yo en lo personal ya quiero que sea la próxima aventura. Mis compañeros son mis aliados y juntos, estamos formando un gran equipo de trabajo.